El sistema-mundo moderno. Immanuel Wallerstein
Enfoque: Teoría del sistema-mundo
Fechas clave:
Siglo XVI La colonización de América y partes de Asia por las potencias europeas
sienta las bases del capitalismo global.
1750 Inicio de la Revolución industrial en Gran Bretaña
1815–1914 Nuevas industrias y transformaciones sociales y económicas se
extienden por Europa, Norteamérica, Japón y zonas de Australasia. Los países de
estas regiones forman el «núcleo» del sistema económico moderno.
1867 Karl Marx publica el primer volumen de El capital, donde subraya la tendencia
explotadora del capitalismo.
A partir del siglo XX Se desarrolla el comercio global con la integración de nuevos
países, entre los que se hallan algunas antiguas colonias, en el «sistema» del
capitalismo global.
Según el sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein en El moderno sistema mundial
(1974), las relaciones económicas mundiales forman un sistema global en el seno del cual
las naciones más desarrolladas explotan tanto la mano de obra como los recursos naturales
de aquellas naciones en vías de desarrollo. Este sistema mundial, o «sistema-mundo»,
dificulta el desarrollo de los países pobres y garantiza que los ricos sigan siendo los
principales beneficiarios de las cadenas globales de materias primas y de los productos y la
riqueza creados por el capitalismo industrial.
Este nuevo sistema económico mundial comenzó a emerger durante el siglo XVI, cuando
las potencias europeas, como España, Inglaterra y Francia, empezaron a explotar los
recursos de las tierras que conquistaban y colonizaban. Estas relaciones comerciales
desequilibradas llevaron a una acumulación de capital que se reinvertía en la ampliación del
sistema. A finales del siglo XIX, la mayor parte del mundo se había incorporado a este
sistema de producción e intercambio de productos.
El escenario global
Wallerstein traslada las teorías de Karl Marx sobre la explotación capitalista al escenario
global. Según Marx, el capitalismo da lugar a una lucha por la «plusvalía», concepto que
alude al hecho de que un obrero genera diariamente un valor superior al salario que recibe,
de modo que dicho valor se acaba traduciendo en un beneficio para el empresario. En el
sistema de explotación capitalista, las élites sociales ricas se apropian de la plusvalía
creada por el trabajo de la clase obrera.
En opinión de Wallerstein, en el sistema-mundo existe una división similar a la de las clases
entre grupos de países a los que denominó «centrales», «semiperiféricos» y «periféricos».
Las naciones centrales son aquellas sociedades desarrolladas que elaboran productos
complejos gracias a métodos de producción de alta tecnología y dependen de las periféricas
para obtener materias primas, productos agrícolas y mano de obra barata. Las naciones
semiperiféricas cuentan con características sociales y económicas de las otras dos
categorías.
La naturaleza desigual del intercambio económico entre el centro y la periferia significa que
las naciones centrales venden sus productos a precios más elevados que las de la periferia.
Las naciones semiperiféricas se benefician de las mismas ventajas en sus relaciones
comerciales desiguales con la periferia, pero suelen estar en desventaja en sus
intercambios con el centro.
Este sistema-mundo es relativamente estable y las probabilidades de que cambie son
escasas. Aunque algunos países pueden «ascender» o «descender» en el seno del
sistema, el poder militar y económico de los Estados centrales, junto con las aspiraciones
de los que se hallan en la semiperiferia, hacen poco probable que las relaciones globales se
reestructuren de manera más equitativa.
Las ideas de Wallerstein sobre el sistema-mundo moderno, formuladas en la década de
1970, precedieron a la reflexión sobre la globalización, que la sociología no hizo suya hasta
finales de la década de 1980 y principios de la de 1990. Su obra se reconoce como una de
las primeras y principales aportaciones al estudio de la globalización económica y sus
consecuencias sociopolíticas.
Países periféricos: carecen de poder y son pobres. Su economía agrícola y minera es
muy limitada. Dichas naciones proporcionan a la semiperiferia y al centro materias primas,
productos y mano de obra a bajo precio
Países de la semiperiferia: tienen niveles medios de riqueza, con cierta autonomía y
diversidad económicas
Países centrales: industrializados, desarrollados y ricos, con una posición dominante en
el sistema-mundo moderno.
El reparto desigual de la riqueza mundial
En un principio, los sociólogos analizaron las desigualdades a escala mundial clasificando
los países de acuerdo con su nivel de industrialización, urbanización y actividad capitalista
en «primer mundo» (los países occidentales desarrollados), «segundo mundo» (aquellos
países industrializados y comunistas) y «tercer mundo» (países colonizados). Para salir de
la pobreza, por tanto, los países más pobres únicamente tenían que adoptar el modelo
económico de las sociedades desarrolladas.
Wallerstein rechazó la idea de que el tercer mundo simplemente estuviera subdesarrollado.
Tras analizar los vínculos económicos y el proceso que estructuran, la economía global
logró demostrar que, aunque la posición que un país ocupaba inicialmente en el
sistema-mundo fuera resultado de su historia y de la geografía, la propia dinámica de
mercado del capitalismo global acentuaba las diferencias entre la periferia y el centro,
institucionalizando de ese modo la desigualdad.
Material proporcionado por el Prof. Juan Lena
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